sábado, 12 de enero de 2013

Acacio Belandria Pulido (1930 -2012)

El pasado 09 de diciembre a las 11 de la noche, falleció el P. Acacio Belandria en un accidente de carro cerca de San Cristóbal, estado Táchira. Muchas manifestaciones de solidaridad y amor se hicieron presente ante la desaparición física del P. Acacio. Desde la Provincia de Venezuela de la Compañía de Jesús, queremos agradecer todas estas expresiones y compartimos con ustedes algunas de ellas, pues creemos que hacen honor a su vida . 




Finalmente compartimos un mensaje de Jesús Rafael Rodríguez (Txuo), SJ., de la comunidad del P. Acacaio.



El Nula, 12 de diciembre de 2012.

Queridos amigos y amigas:
Con estas líneas quiero agradecerles su solidaridad y acompañamiento, pero a la vez compartir mi experiencia personal de este momento que me ha toca vivir.

Para mí no ha sido fácil asumir esta realidad. El domingo 9 de diciembre, a las 10:40 de noche, comenzó mi viernes santo. 


Sentí que el mal me aplastaba con su fuerza. Sentí el dolor y el sufrimiento en carne propia. Empecé a vivir la pasión en tiempo de adviento. Experimenté la frase del profeta Isaías que dice: “El Señor quiso triturarlo con el sufrimiento”. Sentí que el señor me trituraba con el sufrimiento y el dolor por la muerte de mi querido padre Acacio. En esos minutos que bajo la lluvia pedí auxilio a los carros que pasaban para llevar a Acacio a un centro hospitalario cercano; en esos momentos que pase en el CDI pidiendo que le salvaran la vida a Acacio; en ese momento que recibí tan triste noticia; en esas las largas horas vividas en las puertas del ambulatorio esperando que Teresa y Mariluz fuesen trasladadas a una clínica, pero no había gasolina en las ambulancias; en esas largas horas sentado en el suelo frente a la morgue esperando me entregaran a Acacio… comprendí lo que Cristo sufrió, sentí desde el corazón como me trituraban con el sufrimiento. 

En medio de ese dolor surgió en mí el desconcierto y la pregunta: ¿por qué? ¿Por qué tanto dolor? ¿Por qué me haces pasar tanto dolor y me quitas a Acacio? ¿Por qué sufrir tiene sentido en el ser humano? Era mi oración, la de un cristiano desesperado que le pregunta a Papá Dios ¿Por qué?

Cuando regresaba de San Cristóbal después de largar horas de espera por el cuerpo de Acacio, me sentí como los discípulos de Emaús. Me sentí poquita cosa. Sentí que me derrumbaba ante el dolor y la tristeza. No tenía la capacidad de rebelarme ante el dolor que se estaba apoderando de mí. Sin embargo, al llegar al Nula y ver a un pueblo solidario, un pueblo en pie de lucha, unas comunidades campesinas empoderadas, una comunidad cristiana fortalecida en la esperanza… empecé a experimentar la experiencia de la resurrección. 

 Desde que llegué al Nula la tarde del lunes 10 de diciembre, experimenté que Acacio ya estaba resucitando en las comunidades campesinas de El Nula. La muestra de un pueblo que me acompañaba en el dolor, un pueblo sostenía en la esperanza; abrió en mí una nueva perspectiva sabiendo que lo que me toca asumir de ahora en adelante no será fácil.

Hoy, al tercer día de este lamentable hecho, Quiero levantarme aun cuando sé que Acacio no está conmigo en esta lucha, quiero seguir adelante por esta frontera que soñamos juntos y que nos ocupó la vida durante 7 años y medio que compartimos comunidad, quiero seguir adelante en medio de las adversidades pidiéndole a Acacio que interceda por mí y no me acobarde ante las consecuencias que pueda existir el anuncio del evangelio a favor de los pobres, quiero seguir adelante cuando parece que todo se acaba, quiero seguir adelante en esta zona fronteriza sin rebajar la radicalidad del mensaje… Quiero ser valiente anunciador del reino de Dios en esta frontera marcada por las diferentes caras de la violencia… Hoy más que nunca siento la fuerza y el coraje de Acacio para meterle el pecho a este pueblo.

Nuevamente, reitero mi agradecimiento a cada uno de ustedes. Papá Dios se lo pague.

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